Seguro que, en vuestros puestos de trabajo, habéis oído o mantenido una conversación similar a esta:
Organicemos agendas para concertar una reunión con el cliente D. “X”
¿Quién se ocupa del asunto del cliente D. “Y”, que finaliza plazo para presentación la semana que viene?
Puff¡¡¡¡ esta semana la tengo muy liada porque mis tres hijos se han puesto enfermos de uno en uno, esperad a ver qué me dice mi suegra que es a la que le pido ayuda.
Lo mismo que yo, que estoy con la peque, menos mal que pronto me vienen ya los refuerzos, mi madre llega pasado mañana.
Mientras que trabajo en el ordenador, para entretener a la peque que la tengo a mi lado en su sillita le doy unos folios pero me da miedo que se corte con las hojas.
Sí, claro, para eso, mejor que le des hojas de papel de periódico que cuando las arrugan hacen ruido y la entretiene pero sin miedo de que se corte.
Estupendo¡¡¡ gracias¡¡¡ no se me había ocurrido, así haré.
Estáis en lo mejor aunque no os parezca, qué tiempos aquellos en los que mi niña era del mismo tiempo que las vuestras, yo …..ahora ando en la fase de…… si la piscina…….que quiero salir….que mis amiguitas…..
Sinceramente, yo también he participado en este tipo de conversaciones, pero de manera “diferente”, mejor dicho, participo en las conversaciones en mi condición de “oyente” ya que mi caso es un tanto atípico, en el Despacho de Abogados i16, soy la única mujer y soy precisamente (perdónenme el vanidoso protagonismo que estoy adquiriendo en este artículo) la única que no tiene hijos.
Y es que siempre que hablamos de conciliación familiar y laboral pensamos en las madres que pasan por serias dificultades para compatibilizar y conciliar su vida personal con la profesional. En general, siempre han sido las mujeres las que han pagado profesionalmente el peaje de la maternidad.
Los tiempos están cambiando.
Prueba de ello es que ya está dejando de sorprendernos a un padre cuidando de sus hijos sin la necesidad de que una mujer esté cerca. “Los padres ya no somos solo los que ayudamos a las madres en el cuidado de nuestros hijos, somos los que también les cuidamos”, tal y como tan acertadamente me recordó uno de mis compañeros del Despacho al hilo de las numerosas conversaciones que mantenemos al respecto.
Flaco favor les estaríamos haciendo a los hombres por el mero hecho de que tras una tarde con sus hijos, éstos hayan sobrevivido, precisamente porque la normalización es lo que debe primar, y que los hijos sean criados, cuidados y educados indistintamente por sus padres y/o por sus madres debería ser “lo normal”. Centrémonos, por tanto, en la conciliación familiar y laboral independientemente de quién sea el que concilie, si el padre o la madre.
Se están dando grandes avances con la conciliación familiar y laboral, precisamente, desde que Carolina Bescansa, del Grupo Podemos, llevara a su hijo al Parlamento se abrió un debate social sobre este tema. Desde entonces, mucho se está hablando, independientemente de que este gesto para algunos tuviera un carácter reivindicativo, innecesario, o que para otros formara parte de una escenificación con tintes políticos, el hecho cierto positivo fue que, sea cual sea la respetable percepción de cada uno, puso el foco en el tema de la conciliación familiar y laboral, el negativo, tan sólo desde el punto de vista femenino.
Marian, estoy con la peque, vengo de hacer gestiones con ella, ¿vienes y nos tomamos algo rápido antes de que la deje con su madre y empiece la reunión que tengo a la tarde?
Sí, es cierto, insisto, se están dando grandes avances con la conciliación familiar y laboral, pero, cuando otros dos compañeros de profesión felicitan fervorosa y efusivamente a mi compañero por entrar en el bar con el cochecito de su peque sin que la haya estrellado ni estampado contra el marco de la puerta de entrada, me produce cierta sensación de que todavía falta mucho, demasiado……, lo mejor, es que por lo menos ya se ha iniciado el camino del cambio.
No quiero terminar este artículo sin mostrar mi más sincera felicitación a mis compañeros (hombres) del Despacho por la pericia mostrada en su conciliación familiar y laboral, pero no por su condición de hombres sino por el éxito que obtienen compatibilizando una demanda de cláusula suelo con la defensa de afectados por desahucios ante el impago de préstamos hipotecarios con la crianza de sus hijas.
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